Las infecciones de las vías respiratorias están causadas principalmente por un virus (por ejemplo, el SARS-CoV-2, el virus de la gripe, el adenovirus o el VSR), pero también por bacterias (por ejemplo, Legionella, Bordetella pertussis, Mycoplasma pneumoniae, Chlamydia pneumoniae). Pueden verse afectadas tanto las vías respiratorias superiores (por ejemplo, la mucosa nasal o los senos paranasales) como las inferiores (vías respiratorias y bronquios). Los agentes patógenos se transmiten principalmente por gotas. Los síntomas de las infecciones respiratorias incluyen fiebre, tos, dolores de cabeza y generales, faringitis, sinusitis, bronquitis o neumonía.
Dado que muchos patógenos respiratorios causan síntomas similares, por lo general las enfermedades no pueden diagnosticarse basándose únicamente en el cuadro clínico. Por tanto, los diagnósticos obtenidos en el laboratorio son de gran importancia. En la mayoría de los casos, el método de elección para detectar infecciones respiratorias agudas es la detección directa de patógenos (por ejemplo, por PCR).
Dado que los anticuerpos solo aparecen unos pocos días o semanas después de la infección y su prevalencia aumenta con la edad, a menudo el diagnóstico de una infección solo se puede hacer a posteriori mediante el análisis de dos muestras de suero y la detección de un aumento del título de IgG. Las pruebas serológicas también pueden ser útiles para el control epidemiológico.
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